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Discurso del Gobernador Newsom a California: La Democracia en una Encrucijada

Discurso del Gobernador Newsom a California: La Democracia en una Encrucijada

Quiero decir algunas palabras sobre los acontecimientos de los últimos días.

El fin de semana pasado, agentes federales realizaron redadas a gran escala en sitios  de trabajo en Los Ángeles y sus alrededores.

Estas redadas continúan hasta en este momento.

California no es un estado ajeno a la aplicación de la ley migratoria.

Pero en lugar de enfocarse en inmigrantes indocumentados con antecedentes penales graves y personas con órdenes de deportación firmes —una estrategia que ambos partidos han apoyado desde hace tiempo— esta administración está impulsando deportaciones masivas.

Atacando indiscriminadamente a familias inmigrantes trabajadoras, sin importar sus orígenes ni el riesgo que corren.

Lo que está sucediendo ahora es muy diferente a todo lo que hemos visto antes.

El sábado por la mañana, cuando agentes federales saltaron de una camioneta sin identificación cerca del estacionamiento de un Home Depot, empezaron a detener a la gente.

Un ataque deliberado contra una comunidad mayoritariamente latina.

Una escena similar se desarrolló cuando una empresa de ropa fue allanada en el centro de Los Ángeles.

En otras acciones: una ciudadana estadounidense, con 9 meses de embarazo, fue arrestada. Se llevaron a una niña de cuatro años.

Familias separadas. Amigos desaparecidos.

En respuesta, los angelinos salieron a ejercer su derecho constitucional a la libertad de expresión y reunión.

Para protestar contra las acciones de su gobierno.

A su vez, el Estado de California y la Ciudad y el Condado de Los Ángeles enviamos a nuestros agentes de policía para ayudar a mantener la paz, y con algunas excepciones, tuvieron éxito.

Como muchos estados, California no es ajeno a este tipo de disturbios civiles. Los gestionamos con regularidad… y con nuestros propios cuerpos policiales. 

Pero esto, de nuevo, fue diferente.

Lo que siguió fue el uso de gas lacrimógeno. Granadas aturdidoras. Balas de goma.

Agentes federales deteniendo a personas y socavando sus derechos al debido proceso.

Donald Trump, sin consultar con las autoridades policiales de California, desplegó a 2,000 miembros de la Guardia Nacional de nuestro estado en nuestras calles.

Ilegalmente y sin motivo alguno.

Este descarado abuso de poder por parte de un Presidente avivó la situación… poniendo en riesgo a nuestra gente, a nuestros oficiales y a la Guardia Nacional.

Fue entonces cuando comenzó una espiral de declive. El redobló la apuesta por su peligroso despliegue de la Guardia Nacional, poniendole más leña al fuego. 

Y el Presidente lo hizo a propósito.

Mientras que la noticia se difundía por Los Ángeles, la ansiedad de familiares y amigos aumentaba. Las protestas se reanudaron.

Por la noche, varias docenas de infractores de la ley  se volvieron violentos y destructivos. Vandalizaron propiedades. Intentaron agredir a agentes de policía.

Muchos de ustedes han visto videos de autos incendiándose en las noticias.

Si incitan a la violencia o destruyen nuestras comunidades, rendirán cuentas.

Ese tipo de comportamiento criminal no será tolerado. Punto final.

Ya se ha arrestado a más de 370 personas. Estamos revisando las grabaciones para abrir casos adicionales, y serán perseguidos con todo el peso de la ley.  

Una vez más, gracias a nuestro cuerpo policial y a la mayoría de los angelinos que protestaron pacíficamente, esta situación se estaba calmando y se había concentrado en tan solo unas pocas cuadras en el centro de la ciudad.

Pero eso no era lo que quería Donald Trump.

Una vez más, él optó por la escalación; optó por aún más fuerza.

El prefirió el teatro por encima de la  seguridad pública: federalizó a 2,000 miembros adicionales de la Guardia Nacional.

Desplegó a más de 700 miembros de Infantería de Marina Estadounidense.

Estos son hombres y mujeres entrenados a combatir en suelo extranjero, no en la aplicación de la ley nacional.

Honramos su servicio. Honramos su valentía. Pero no queremos que nuestras calles sean militarizadas por nuestras propias Fuerzas Armadas. Ni en Los Ángeles. Ni en California. Ni en ninguna parte.

Hemos visto vehículos de policía no distintivos en los estacionamientos de las escuelas. Niños, con miedo de asistir a su propia graduación.

Trump está desplegando una redada militar en Los Ángeles, que va mucho más allá de su intención declarada de perseguir a delincuentes violentos y peligrosos.

Sus agentes están arrestando a trabajadores de restaurante, jardineros, jornaleros y costureras. Eso es simplemente cobardía. Sus acciones son cobardía disfrazada como fortaleza.

El gobierno de Donald Trump no está protegiendo a nuestras comunidades – las está traumando. Y ese parece ser el objetivo.

California seguirá luchando por nuestra gente, por toda nuestra gente, incluso ante las cortes.

Ayer, presentamos una impugnación legal contra el imprudente despliegue de tropas estadounidenses por parte del Presidente Trump en una ciudad principal estadounidense.

Hoy, solicitamos una orden judicial de emergencia para detener el uso del ejército estadounidense en actividades policiales en Los Ángeles.

Si cualquiera de nosotros puede ser  secuestrado de las calles sin orden judicial, basándose únicamente en sospechas o el color de la piel, entonces ninguno de nosotros está a salvo.

Los regímenes autoritarios empiezan por atacar a las personas con menos capacidad de defensa. Pero no se detienen ahí.

Trump y sus leales se alimentan de la división porque les permite tomar más poder y ejercer aún más control.

Por cierto, Trump no se opone a la anarquía ni a la violencia, siempre y cuando le sirvan a él mismo.

¿Qué más evidencia necesitamos que el 6 de enero?

Les pido a todos que se tomen un momento para reflexionar sobre este peligroso momento.

Un presidente que no quiere regirse por ninguna ley ni constitución.

Perpetrando un ataque unificado contra las tradiciones estadounidenses.

Este es un Presidente que, en poco más de 140 días, ha despedido a los organismos de control del gobierno que podrían exigirle responsabilidades por corrupción y fraude.

Ha declarado una guerra contra la cultura, la historia, la ciencia; contra el conocimiento mismo. Bases de datos, literalmente desapareciendo.

Está deslegitimando a las organizaciones de noticias y atacando la Primera Enmienda.

Amenazando con desfinanciarlas, él está dictando lo que las universidades pueden enseñar.

Atacando a los bufetes de abogados y al poder judicial, que son la base de una sociedad civil ordenada.

Exigiendo que un gobernador sea arrestado sin otra razón más que, en sus propias palabras, “por haber sido elegido.”

Y todos sabemos que este sábado ordenará a nuestros héroes estadounidenses —el ejército de los Estados Unidos—  a realizar una exhibición vulgar para celebrar su cumpleaños, tal como lo han hecho otros dictadores fallidos en el pasado.

Miren, esto no se trata sólo de las protestas en Los Ángeles.

Cuando Donald Trump buscó la autoridad absoluta para comandar la Guardia Nacional, hizo que esa orden se aplicara a todos los estados de esta nación.

Se trata de todos nosotros. Se trata de ustedes.

California puede ser el comienzo, pero claramente no terminará aquí. Otros estados son los siguientes.

La democracia es la siguiente.

La democracia está bajo ataque ante nuestros ojos; el momento que temíamos ha llegado.

Está demoliendo el proyecto histórico de nuestros padres fundadores.

Las tres ramas de gobierno independientes e iguales.

Ya no hay pesos y contrapesos. El Congreso no existe. El líder Johnson ha abdicado por completo de esa responsabilidad.

El estado de derecho ha cedido cada vez más ante el gobierno de Don.

Los padres fundadores de esta nación no vivieron ni murieron para presenciar este momento. 

Es hora de que todos nos levantemos pacíficamente.

El Juez Brandeis lo expresó mejor: en una democracia, el cargo más importante no es el de Presidente, ni mucho menos el de Gobernador. El cargo más importante es el de ciudadano.

En este momento, todos debemos levantarnos y rendir cuentas ante un mayor nivel de responsabilidad.

Si ejercen sus derechos bajo la Primera Enmienda, por favor, háganlo pacíficamente.

Sé que muchos de ustedes sienten profunda ansiedad, estrés y miedo.

Pero quiero que sepan que USTEDES son el antídoto contra ese miedo y esa ansiedad.

Lo que más desea Donald Trump es su lealtad. Su silencio. Ser cómplices en este momento.

NO se rindan ante él.

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